martes, 1 de enero de 2008

Año Nuevo

Parece mentira cómo de subjetiva puede ser la visión de una persona. Y ya no hablo solamente del caso en que variemos de persona, sino de cómo evoluciona todo a lo largo del tiempo en una misma persona.

Yo sin ir más lejos, he perdido la Navidad. Este año me he dado cuenta, no la vivo como la vivía antes. Se ha convertido en unos días de vacaciones (con suerte, ojo, lo asumo) en los que se trata de atiborrarse de comida, gastar mucha pasta en regalos, y de salir a pasear por los mismos sitios apiñados de gente.

Vale, suena muy negativo, ¡pero es que es así! Eso mismo se puede ver desde un punto de vista más positivo. De hecho no hace mucho lo hacía:

salir de cenas a ponerte tibio con los colegas, es algo fenómeno; a ver, no es que no me guste ahora, pero tiene un tufillo de "obligación" que empieza a arruinar la cosa;

regalar es uno de los mayores placeres que existe: siempre me ha encantado buscar el regalo perfecto para ese alguien a quien quieres sorprender, y el momento en que se desenvuelve el regalo no tiene precio.... pero tiene que salir de dentro. La obligatoriedad, otra vez, me está matando ese sentimiento.

Me gustaría recuperar mi Navidad, aquella que tardaba en llegar una eternidad;

aquella en la que ya te sabías de memoria todas las páginas del catálogo de juguetes que había caído en tus manos ese año (y que sorprendentemente no te hacía sospechar de la naturaleza de los Reyes Magos);

aquella en la que iba al cine por las mañanas, a ver pelis de dibujos en salas de sesión continua;

aquella en la que cantábamos villancicos como locos, mientras mirabas cada dos por tres lo tarde que era ya, porque te hacía una ilusión tremenda trasnochar;

aquella en la que soñaba varias veces cada noche que ya habían llegado los Reyes...

aquella en la que salir de fiesta en Nochevieja era algo esperado desde hace meses, y en la que tenías hora de vuelta...

La ilusión por la Navidad, es lo que echo de menos. Ahora entiendo a mis padres cuando me miraban con esa sonrisa cuando abría los regalos en bata en ese salón que se parece mucho al de
"cuentame".

Es una pena que dejemos de ser niños. Yo voy a intentar volver a serlo. Es mi propósito para este año (además de lo de la barriga, claro :)

Feliz Año para todos, de todo corazón.