domingo, 14 de octubre de 2007

Hoy hace una tarde preciosa. Parece que el tiempo está colgando de un hilo de tela de araña que brilla contra el sol.

Un sol deslumbrante, sobre un cielo azul oscuro, claro y frío, casi estratosférico.

El verde triunfa al fin, y el dorado lo va tapando, condescendiente y suavemente.

Un domingo de paz, un día de otoño. Un tranquilo atardecer hacia la muerte del invierno, hacia la resurrección de la primavera.

Una vejez sosegada y feliz, en la promesa del regreso. Con la seguridad de la vuelta. Sin las prisas de la despedida.

Sin embargo, hoy hace una tarde preciosa. Única. Y no volverá nunca, aunque sí alguna hermana suya, cuando resucite el otoño dentro de la espiral cósmica.

1 comentario:

Acido_Cinico dijo...

Vaya... interesante poema cuasi baudelairiano